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Juan Gea, el primo actor |
actualizado : 10 febrero 2010 |
Enlaces : Juan Gea en Hospital Central (vídeos)
Juan Gea viene de estrenar la función "El Mercader de Venecia" de William Shakespeare, en el teatro Campoamor de Oviedo los días 29 y 30 de Mayo de 2008.
Después irá a Castellón los días 7 y 8 de Junio; la semana siguiente en Cáceres, luego a Torrelavega y después Almagro.
Arriba el pequeño Juan Gea. A la izquierda, una imagen reciente. algunos piensan que los empleados de bancos y cajas de ahorros tienen algo de actores. Es muy complicado saber vender y, al mismo tiempo, convencer. El caso de Juan Gea demuestra esta teoría. Durante muchos años el ahora actor trabajó en la Caja de Ahorros de Valencia y ese fue el primer escenario donde interpretó una gran cantidad de papeles.
"La gente pide cosas rarísimas. Tengo que decir que, además, yo trabajaba en la división bancaria que nadie quería, llamada de operaciones especiales. Todo lo extraño nos lo enviaban a nosotros. Un día un señor vino porque quería un préstamo para comprarse un burro", recuerda el valenciano.
De pequeño, Gea no imaginaba trabajar en un banco: "Quería ser lo típico de aquella época: médico, bombero, veterinario o cura". ¿Párroco? Responde: "Mi tío Manolo lo era y, como tenía tanta bondad, yo quería ser como él, hasta que mi padre me llevó un día a un seminario y se me quitaron las ganas".
Y en este ambiente, ¿cuándo arranca el interés por el teatro? "En un verano muy aburrido, que pasé bastante solo y sin amigos. Un compañero montó un grupo de teatro para las fiestas de verano, me apunté, me gustó y hasta ahora", comenta. Juan tuvo que pedir una excedencia en la caja con la excusa de irse a EE.UU. a formarse en un máster en finanzas. "Hace unos años me llamaron del banco para comunicarme que la excedencia se acababa y, por tanto, tenía que reincorporarme. Con una vida como actor bastante asentada les dije que no", explica. Pese a la negativa, Juan confiesa que en algunos momentos echa de menos la estabilidad que le reportaba trabajar en la caja. "Sabía lo que iba a ser de mi vida. Me levantaba a las seis y media, salía a las tres, tenía toda la tarde para mí y un sueldo fijo todos los meses. Esa tranquilidad no te la da este trabajo, aunque tiene muchas cosas buenas que lo compensan", admite.
De adolescente, pasaba algunos veranos "aburridísimos". No le resultaban muy entretenidos y no paraba de repetir: "Papá, quiero un pueblo". La familia, al final, se hizo un chalé en L'Eliana y el pequeño comenzó a arrepentirse en parte de haber dado la lata tanto. "Construimos la casa con nuestras propias manos y una vez hecha nos dedicamos a cuidar el jardín porque mi padre tenía obsesión con él. Menos mal que somos seis hermanos y los más pequeños me fueron relevando", explica.
Con una de esas hermana, Juan protagonizó una de las pocas travesuras que hizo en su infancia. Asegura que era muy buen chico. "Siempre estábamos discutiendo y ella siempre decía que no la dejábamos estudiar. Llevaba siempre dos coletas y un día me enfadé tanto que entré por la noche en su cuarto y le corté una. La otra me sabía mal y se la dejé. Imagínate el trasquilón y su enfado", exclama.
Aparte de este incidente aislado, si Juan hacía alguna trastada siempre era con buena intención. "En una ocasión, y como me gustaban mucho los animales, tuve a un perro escondido en el armario de mi habitación durante cuatro días. Le daba de comer, lo tenía suelto por el día y por la noche lo escondía", recuerda. Con estos cuidados, el valenciano asegura haber salvado la vida a muchos animales.
Aparte de los canes, la pasión de Gea es la lectura, aunque en ciertas ocasiones los libros le han valido algún que otro susto. "Me gusta la literatura de terror, sobre todo Stephen King", afirma, pese a autodefinirse como "muy miedica".
Recuerda una vez en la que estaba sentado en una silla de mimbre leyendo y "me entró el miedo. La butaca no paraba de hacer ruido. Estaba tan asustado que oía ruido por todas partes. Al final lo pasé tan mal que no me moví de allí en toda la noche", relata. ¿Hasta el día siguiente? "Sí. Nunca he vuelto a leer en un sillón que haga ruido", admite.
Eso no es todo. Cuando Juan va a un hotel (siendo actor imagínense cuántas veces habrá estado hospedado en alojamientos de este tipo), tiene un protocolo de actuación muy concreto: "Entro en la habitación e inspecciono el baño, miro si hay alguien en el armario, debajo de la cama, detrás de las cortinas o junto a la puerta". Y cuando duerme no saca ni un dedo del pie fuera de la colcha: "Me da la impresión que alguien me va a coger".
Aparte de los best-seller y de los miedos, Juan tiene otras aficiones. De sus deseos de pequeño, mantiene el gusto por los animales. "Siempre he tenido perros y, además, siempre los he tenido a pares", confiesa. Y también conserva la tradición familiar de la jardinería porque en su casa de Madrid tiene un huerto. "La tierra es el origen de todo porque nos da comer. Me parece muy bonito plantar algo, cuidarlo y después ver cómo crece", matiza.
Aunque disfruta en la capital de España, vuelve cuando puede a Valencia y, como tantos valencianos, visita indispensable es el mar: "Me desvío siempre por la V-30, me acerco a la Malvarrosa, al puerto, a Las Arenas, veo la playa y me doy cuenta que ya estoy en casa", confiesa.
'L'alqueria' continuará El proyecto más inmediato del actor valenciano es emprender la grabación de la segunda temporada de la serie de Canal 9, L' alqueria blanca. La serie está funcionando muy bien y "conecta con la gente de la Comunitat, de los pueblos que pueden sentirse en alguna medida identificados o con cualquier valenciano, porque yo mismo en uno de los decorados vi un sofá que estaba igualito en mi casa", explica. Lo que se lleva seguro de la serie, aparte del éxito, es el valenciano: "Me dicen que lo hablo bien y tengo que confesar que en mi casa nunca se ha hablado. Es una de estas cosas buenas que tiene este trabajo".
